Holanda ha vencido 2:1 a Brasil en el primer partido de cuartos de final del Mundial disputado sobre el mal cuidado césped del Nelson Mandela Bay de Port Elizabeth. La selección brasileña, pentacampeona del mundo y una de las favoritas para lograr el título en Sudáfrica, se vuelve a casa mientras los holandeses disputarán una de las semifinales contra el vencedor del Uruguay hana.
Brasil hizo una primera parte primorosa, tal vez la mejor de este campeonato, apostando de inicio por el juego brillante y con gran claridad de ideas, mientras Holanda parecía atemorizada y desorientada. No tardaron en llegar los frutos de este juego: un Robinho espléndido adelantó a su equipo en el minuto 10 con una magnífica jugada: ganó la espalda a la defensa holandesa, recibió un pase en profundidad de Felipe Melo y sobre la marcha batió al meta Stekelenburg.
La defensa naranja se mostraba incapaz de frenar las oleadas de los jugadores de los sudamericanos, ya que todos rayaron a su mejor nivel, y su único respiro fue que, tras una primera mitad tan desequilibrada, el resultado fuera tan corto para los de Dunga. Nada hacía presagiar al descanso lo que pasaría después, más bien se adivinaba un hundimiento total de la escuadra holandesa.
El guión cambió totalmente en la reanudación, a causa tal vez de una desgraciada jugada en el minuto 53: en una de las llegadas holandesas, Sneijder envió un balón al área desde la derecha, Julio César midió mal su salida y Melo cabeceó en propia puerta para igualar involuntariamente la contienda.
El empate dejó un tanto desconcertados a los de Dunga, mientras que Holanda se reestructuró y se asentó en el centro campo como si el partido empezase de nuevo después de su pobre juego en la primera mitad. A los brasileños empezaron a notárseles los nervios, su juego no era tan fluido y las ocasiones no llegaban con tanta claridad. Los europeos, por el contrario, mantuvieron la paciencia y su fe en la victoria.
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